domingo, 26 de febrero de 2017

Magia y Control (III)

En mi relato anterior expuse el cómo conocí a Martha. Despues que ella se fue, me di un baño y me fui a la universidad, era viernes y aun tenía la ultima clase de la semana.

Al llegar a la universidad, vi a Estela de lejos y ella solo me dirigió una tímida pero cómplice mirada, pude haber usado mi poder para hacer que aquello terminara rápido, pero en comparación con la clase del día anterior, esta si era muy interesante. “El Poder” según Michel Foucault, en donde abordamos el cómo la microfísica de poder responde a las relaciones de fuerza, hay alguien que ejerce el poder y otro que lo recibe, hay alguien que gobierna y alguien gobernado, en esta dinámica donde las fuerzas mueven a otras fuerzas en el espacio social, se va conformando un saber, una construcción del dominio, un conocimiento acerca de los modos y métodos para dominar, y que se encarna en una institución, es decir una estructura que hace que ese poder se perpetúe y extienda a otros, y que hace que el gobernante pueda disfrutar de mas tiempo del poder que ejerce, para ello hay que relacionarse con otros focos de poder, forjar alianzas de cooperación que ayudan a que el poder sea más abarcante. El tema no podía estar mas ad hoc con mi situación actual, era momento de llevar la teoría a la practica y forjar una institución de poder que girase en torno a mi voluntad.

Salí de clases a las 8.00 pm. Tomé un taxi a casa de Martha y por el camino, fui pensando en mis planes. La residencia de Martha era una gran casa ubicada en una zona exclusiva de la ciudad. Al llegar, pagué el taxi y llamé a la puerta, no pasó ni un minuto cuando, sonriente, salió Martha a recibirme.
-Bienvenido te estábamos esperando, pasa, te presentaré a todos.

Pasamos atravesando el jardín, el cual era grande y estaba muy bien cuidado. Entramos a la casa, estilo minimalista, decorada con un muy buen gusto, sin exceso de arreglos, pero sin carencia de ellos. Me pasó a un comedor grande en donde estaban sentados un hombre, de algunos 60 años y una joven –ya ustedes imaginarán hacia donde fue mi atención y como comencé a usar mis poderes para ganarme la simpatía de el marido pero especialmente de la joven fémina que se encontraba ahí-.
-Él es Teo –dijo Martha, refiriéndose a mi-. Teo, él es mi esposo Martín.
-Mucho gusto señor, Martha me ha hablado mucho de usted –dije-.
-No, el gusto es mío, por favor pase, siéntase en confianza.-dijo Martín levantándose de su asiento para darme la mano-.
-Teo, ella es mi hija Mónica.
- Es un placer Mónica –dije-.
- Si, mucho gusto -dijo ella permaneciendo en su asiento sin levantarse y apenas volteando a verme mientras revisaba su movil-.
Mónica tenía cierto parecido a su madre, aun que no era su viva imagen, tenía el cabello de un castaño más oscuro y los ojos amielados, su piel era de un blanco pálido solo coloreado de rojizo en sus mejillas, dandole tales características, una singular belleza de rostro; de cuerpo era delgada, sus pechos de un tamaño no tan grandes como los de su madre, pero sin llegar a ser pequeños; llevaba un vestido suelto que no dejaba ver bien el contorno de sus curvas, sumándole que no se levantó a saludarme y estaba sentada, eso no tardaría mucho tiempo como incógnita. Obviamente la respuesta seca de Mónica me molestó, había algo en mi que no se quedó tranquilo. Pero ya tendríamos tiempo de arreglar cuentas y de que me diera el lugar que pronto tendría ante ella. Por el momento yo tenía hambre y si el sexo es placentero, comer en ocasiones lo es igual o más.
Una sirvienta comenzó a servirnos la comida, primero fue una crema de zanahoria, y después un corte de carne de res, puré de papa y ensalada. Le ordené con la mente a Martín que sacara una botella de algún buen vino. Lo cual hizo al instante y comenzó a servirnos, Mónica no quería pero influí en ella para que aceptara. Al terminar la comida Mónica dejo ver su intención de marcharse, pero le ordené que no se fuera, que se quedara, y que se metiera en la conversación. Nos movimos a la sala donde se estaba más cómodo. ordené a Mónica que se sentara a mi lado.
Para la sobremesa ordené a Martín que trajera un buen licor y que nos sirviera a todos, cuando Mónica iba a rechazar que su padre le sirviera whisky, le ordené que aceptara, no se iba a escapar de mi tan fácil. La conversación comenzó a fluir, Martín se fue poniendo muy animado por mi influencia y por el licor, también en Mónica empecé a usar mis poderes, para que fuese sintiendo una gran confianza y atracción hacia mi, sumándole que también estaba tomando licor al mismo ritmo que su padre y yo, Martha se mostraba feliz de aquello, además que el licor le había sonrojado bastante y aflojado bastante tambien su lengua.
Martín me contó acerca de sus negocios, y de cómo estaba a punto de firmar un convenio con el ayuntamiento para un proyecto de construcción, me contó también acerca de sus muchos socios y amigos importantes. Martín es un tipo educado, culto y agradable, pero obviamente volcado en demasía a su trabajo. Eso se puede intuir por una hija tan maleducada como Mónica y una esposa insatisfecha como Martha. Pero a mi eso no me importaba mucho, Martín iba a ser una pieza clave en el inicio de un nuevo plan. Mientras él hablaba, yo iba influyendo mentalmente a Mónica para que se fuese sintiendo cachonda, y que se fuese excitando poco a poco, que me mirara y que fuese surgiendo en ella un deseo sexual fuerte.
Conforme la conversación avanzaba Mónica se fue abriendo más, mostrando confianza e interés. De ella, pude saber que había regresado del extranjero el año pasado, allí había estudiado un master en negocios, ahora se dedicaba a los bienes raíces y consejerías de negocios. Ella era muy segura de sí misma pero algo desconfiada del resto, era de carácter rebelde y curioso, no era muy dada a entablar relaciones fuera de su circulo social inmediato, en ese aspecto era muy conservadora.
La platica era interesante, pero ya mis deseos eran otros, tenía ganas del postre, la sirvienta recogía los platos y le ordené mentalmente que no volviera, que se fuera a dormir y que no despertara hasta mañana. Lo mismo hice con Martín, le ordené que se quedara dormido hasta que yo le ordenara lo contrario.
Me acerqué más a Mónica, que ya estaba borracha, su madre solo nos miraba y  le dije:
-Martha, tienes una hija muy bonita, pero la noto un poco triste, quizá sea bueno que le demos alegría ¿no crees?
-Estoy de acuerdo con todo lo que diga mi señor- dijo Martha-.
Con una mano rodee la cintura de Mónica, mientras que metía la otra dentro de su escote. Aun que ella estaba bajo efectos del alcohol, aún estaba en sus cinco sentidos, buscó con los ojos a su padre quien estaba dormido con la boca abierta en el sofá, y lanzó una mirada a su Madre, quien solo la miraba con una leve sonrisa.
-¿Qué haces dijo Monica? –intentando alejarse de mi-.
-No puedes resistirte –le dije-.
Ella dejó de oponer resistencia pero su rostro aun demostraba miedo e incertidumbre por lo que estaba sucediendo. Yo le dije:
-Bueno Mónica, así están las cosas, resulta que me molestó que no me saludaras correctamente cuando entré, creo que alguien debe enseñarte modales,¿ y adivina quién va a ser?
-¡Mamá dile algo! –Dijo ella volteando a ver a su madre-
-Martha -dije- ¿que opinas acerca de que yo debo reeducar a tu hija?
-Tú sabes que mi mayor alegría es obedece tus ordenes, y que cualquier cosa que tu voluntad desee para mi está bien, si crees que mi hija debe cambiar sus maneras, yo te apoyo.
Mientras su madre decía esto el rostro de Mónica se puso más blanco, más aún que de costumbre, a la vez que miraba con pavor mientras su madre pronunciaba tales palabras. Justo en ese momento le prohibí gritar, le prohibí huir.
-Verás Mónica, acabo de obtener un poder muy singular, que es el de controlar las mentes, justo está mañana me encontré con tu mami, que era una desconocida para mi, ella muy cordialmente me invitó a desayunar y después nos fuimos a mi apartamento, donde estuvimos teniendo sexo por varias horas, al final terminé reprogramando a tu madre, que ahora es mi esclava. ¿Verdad Martha?
-Así es, solo vivo para servirte -dijo Martha-.
Monica ya presa del pánico comenzó a decir desesperada:
-No por favor no me hagas nada, te lo ruego no por favor, no quiero que me hagas nada.
-¡Cállate, ya! Esto no está a discusión Mónica, ademas yo no seré quien te haga lago, al menos no al principio, ¿cómo podría hacer eso frente a tu madre?, será ella quien te introduzca a este nuevo mundo. Pero no te preocupes no duele, de hecho es muy placentero, va a terminar gustándote, y gustándote mucho. Ahora ponte cómoda y no te muevas. Martha por favor, ven aquí y hagamos que tu hija se eduque con tu gran conocimiento.
Martha se levantó y se quedó de pie frente a nosotros, llevaba un vestido largo, verde esmeralda, que remarcaba toda su hermosa figura.
-Martha, por favor, muéstranos tu cuerpo, quítate ese bonito vestido, para ver lo aún mas bello que está debajo. Mónica tu pon atención a cómo tu madre nos da un espectáculo, aprende como se hace.
Martha se dio la espalda y comenzó con un sensual baile al igual que en la mañana, bajó el cierre de su vestido y lo dejó caer, mientras iba desabrochando su sostén que también dejaba caer. Mónica aunque no podía decir nada miraba aterrada a su madre, desnudándose frente a ella. Y le pregunté:
-Dime Monica ¿eres virgen?
-No.
-¡Oh vaya! Así que ya has tenido algo de acción, y dime ¿fue placentero, llegaste al orgasmo?
-No.
-Monica ¿alguna vez te han hecho sexo oral?
-¡No!
-Eso está realmente mal. Monica, deberías aprender de tu madre, mejor dicho vas a aprender de tu madre. Monica ¿alguna vez has estado con una mujer?
-No decía ella –con un tono realmente nervioso y temeroso, casi al borde del llanto—
-Pero relájate mujer, estas muy tensa, a ver deja que te levante el vestido.
Levanté el vestido que traía, dejando ver sus pantaletas rosa pastel, y dije:
-Te queda bien este color, lastima que en éste momento no serán necesarias así que déjame quitártelas.
Se las quité, mientras dejaba al descubierto su joven vagina, con un depilado casi al ras, y le ordené a Martha que se acercara.
-Martha, se por experiencia que eres muy buena haciendo felaciones, pero ¿alguna vez le has hecho sexo oral a una mujer?
-No señor.
-Bueno Martha, para todo hay una primera vez, hoy será la primera vez tanto para ti como para tu hija, ven y dale un buen cunilingus.
Martha se acercó a su hija y se colocó de rodillas ante ella abriéndole las piernas, Martha le dirigió una cariñosa mirada a su hija, mirada que Mónica devolvió con una expresión de terror. Martha se acercó a la vagina de su hija y comenzó a lamer, mientras yo bajé los tirantes del vestido de Monica y lo recorrí hasta su cintura, dejando al descubierto sus pechos; quité también su sostén y comencé a jugar y a chupar aquellos bien formados y paraditos senos. También me baje el pantalón y comencé a masturbarme viendo aquella escena tan surealista. Y así, era ultrajada Mónica, aún con su consciencia intacta, con su madre comiéndole el coño, y yo jugueteando en su pecho. Le dije:
-Monica voltea verme a los ojos. Quiero que disfrutes lo que está haciendo tu madre por ti, vas a sentir como en tu vagina, el placer se incremente por 10, siente como te vas abandonando a ese sentimiento de goce, siente como tu vagina está agradeciendo ese servicio. Monica te está gustando mucho, no solamente te gusta, sino que justo en éste momento estás deseando más, ya deja atrás el desconcierto y el miedo, y entrégate a esta nueva vida de placer que te estoy ofreciendo.
Mientras yo decía esto, la cara de Mónica iba cambiando, mostrándose más relajada y entregada, también su cuerpo fue dejando atrás la tensión y se iba perdiendo en el placer que sentía entre sus piernas por la boca de su madre. Fui sintiendo con mis manos en sus pechos, cómo sus pezones se iban poniendo duros. Mónica se iba entregando a aquella situación mientras su respiración se acompasaba al ritmo de las lamidas de su madre en su entrepierna. Hasta que llego el punto en que comenzó en ella un pequeño temblor que anunciaba su orgasmo y un agudo gemido de placer que salió de su garganta mientras de su vagina sus fluidos bañaron la boca de su madre. Mónica respiraba agitadamente. Y le pregunte:
-¿Qué te pareció Monica, te gustó?
-Si -respondió ella, cómo no queriendo reconocerlo-.
-¿Y a ti Martha? –pregunte a la madre, mientras aún chorreban de su boca los fluidos vaginales de su hija.
-Me encantó amo.
-Que bueno, ahora ven acá y dale un beso en la boca a tu hija para que pruebe a qué saben los jugos de su conchita, y tú Mónica recibe el cariñoso beso de tu madre, prueba tus fluidos, te van a gustar.
Martha chorreando fluidos alrededor de sus labios, se acercó hasta el rostro de su hija y le plantó un beso en la boca, Mónica lo recibió parcamente. Y le dije:
-Monica por favor, se más romántica, entrégate al momento.
La pasión entre madre e hija comenzó a subir y aquel beso se fue volviendo más candente, mientras que ambas bocas saboreaban aquel néctar.
-¿Bien ya basta! ya estoy muy caliente, Mónica ponte de pie, y muéstrame lo que tienes.
Monica se puso de pie y el vestido cayó dejándome ver el completo panorama de su cuerpo desnudo, aun que era delgada, sus curvas eran muy sexys, quizá le faltaba un poquito mas de peso, pero era algo que se podría solucionar, caderas anchas, aunque no tan prominentes como las de su madre. Le pedí que se diera la vuelta para que me dejara ver su trasero, y la verdad era muy bonito, eso de seguro lo había sacado de su madre, buen tamaño y buena forma. Realmente, el ira a cenar aquella noche había valido la pena.
Pero en fin ya era noche y mi verga quería un buen polvo antes que el whisky terminara por dormirme. Así que le dije a Mónica que se pusiera en cuatro patas sobre el sillón. Ella lo hizo.
-Para más el culo Monica… Eso es… Ahora arquéa más la espalda… Perfecto, ahora dedícate a gozar esto, vas a sentir el placer más grande de tu vida, y esto te va a gustar tanto que después tu misma me lo vas a pedir.
-¿Cómo te sientes Mónica?
- Usada
-Válgame, pero Mónica ¿acaso no lo estás disfrutando?
-Si.
-¿Entonces quieres que siga?
-Si ya, sigue, deja de preguntarme cosas –decía ella en un tono rebelde, como esperando que después de el sexo todo acabara y me fuera-.
-No te pongas en ese plan Mónica, si te estoy preguntando es por que me importa mucho lo que piensas, si quieres que pare, dímelo y lo haré. –A la vez comencé a ordenarle que realmente deseara que me la cogiera, que si sintiera un calor insoportable en la vagina que solo se calmaría al tener mi verga dentro, y que sintiera el sexo como una necesidad-.
-¡Ya sigue! –gritó ella. Yo realmente me estaba divirtiendo con la escena, uno no sabe hasta que nivel de sadismo puede llegar, hasta que tiene el poder para ejecutarlo-.
-¿Qué siga con qué Monica?
-Ya cógeme.
-Ah ¿quieres que tengamos sexo?, pues ahora ruégame.
-Ya por favor cógeme, fóllame, por favor.
-¿qué sientes Mónica?
-Siento que mi vagina esta ardiendo –dijo ella, mientras comenzaba a llorar- ¡necesito tener sexo, por favor ya métemela!
-¿Pero si hace unos momentos me rogabas que no te hiciera nada, y ahora me ruegas que te folle? ¿Quién entiende a las mujeres?
-¿Por qué me haces esto? –decía Monica mientras unas lagrimas bañaban sus mejillas-. ¡Ya, perdóname y méteme la verga, cógeme por favor! -Gritó desconsolada-.
Ya eso era suficiente hasta para mi, así que le iba a perdonar y darle gusto. Lentamente fui introduciendo mi verga en su vagina, para que ella fuera aliviando milímetro a milímetro la calentura que sentía. Mientras lo hacía, Mónica lanzaba unos suspiros de alivio, realmente su medicina había llegado, a la vez le ordene a Martha que comenzara a jugar con los pechos de su hija, y a dedear su clítoris mientras yo me dedicaba a lo mío.
Y así lo hizo. Yo por mi parte metí mi pene hasta el fondo, y ya dentro comencé con embestidas lentas, pero fuertes, golpeando con mis huevos su nalgas, produciendo el sonido de las cacheteas, ella solo lanzaba gemidos tenues de placer, mientras que yo seguía arrojando con fuerza todo mi peso con cada embestida, para que ella lo sintiera.
Después fui aumentando el ritmo, dandole ocasionales nalgadas, las cuales en la piel blanca de sus glúteos se quedaban marcadas en rojos contornos inflamados. Ví que estaba a punto de venirse de placer, así que se lo prohibí, no se podría venir hasta que yo se lo ordenase. Saqué mi verga y esta vez le puse recostada frente a mi, y viéndole a los ojos, volví a meterle le verga, está vez de un solo tirón, y comencé con embestidas lentas, también le ordené que me viera fijamente a los ojos y que escuchara mis palabras atentamente, que todo aquello que le dijese iba a quedar grabado en lo más profundo de su ser.
-Monica, desde ahora eres mi puta, olvídate de quien eras antes, desde hoy para siempre eres mi esclava, mi sierva, toda tu alegría es servirme y obedecerme, todo tu cuerpo y alma me pertenecen, o único que te causa placer es lo que yo te ordene, toda tu felicidad es ser obediente y sumisa a mi, olvídate de tus antiguos prejuicios, y de tu antigua moral, ahora el bien es lo que yo diga, ahora tus gustos son los que yo elija para ti, tu vida ya no te pertenece, ahora me pertenece a mi, me obedecerás ciegamente y serás feliz por ello, ya no tienes libertad y me darás la gracias por ello, me entregas todo tu ser y a cambio yo te doy una nueva vida, donde eres una mujer plena, una mujer segura de si misma y del papel que tiene en el mundo el cual es servirme, ahora te doy la felicidad de ser mi posición, ahora tu vida sin sentido tiene sentido.
Mientras yo decía esto, ella me seguía mirando a los ojos fijamente, pero por el placer que estaba sintiendo, estos se iban ocasionalmente hacia arriba dejándolos en blanco por instantes, con cada vaivén mis palabras eran pronunciadas, dejando en su alma una huella imborrable que sumadas al placer que sentía le introducían a una nueva vida.
En ese momento yo ya no soportaba más y me iba a venir, pero vi a Martha y como ella miraba como me follaba a su hija, como deseando que a ella le tocase algo, la pobre se había dedicado solo a dar. Así que justo antes de venirme le ordene a Mónica que tuviese un gran orgasmo y saqué mi verga diciéndole a Martha que abriera su boca, que esta noche se había ganado un premio a la mejor madre; ella puso expresión de alegría y abrió su boca, yo metí mi verga en ella y desgarre un fuerte chorro de caliente semen,  a la vez que en el sillón Monica se retorcía en espasmos de placer con una gran expresión de satisfacción en su rostro.
Ya cansado me tiré de espaldas en la alfombra, mientras Martha limpiaba mi pene de todo residuo de semen, saboreándose hasta la última gota.
Creo que por unos quince minutos me quedé ahí en el suelo, hasta que la voz de Martha me preguntó:
-¿Y a mi no me vas a coger?
-Estaba cansado y todo, pero realmente Martha se lo merecía, así que hice el esfuerzo, y le di su premio, dandole una buena follada.
Después les pedí a mis dos nuevas sirvientes que me prepararon un baño, sin darme cuenta ya eran las 2 am. Me bañe y me vestí, les ordené que hicieran lo mismo.
Era hora de hacer negocios, desperté a Martín y también condicione su actitud para que fuese mi esclavo, y me obedeciera ciegamente.
Acorde con Martín que organizaría una reunión con todos sus socios y amigos influyentes, y que me invitaría, ahí extendería mi influencia sobre aquellos personajes poderosos de la ciudad, y contactaría por sus medios a aquellos que me faltasen. Les ordenaría que me pagasen todos una cuota al mes del 10% de sus ganancias personales, por medio de algunas empresas que crearíamos como lavado de dinero. Era hora de comenzar a forjar un gran imperio, obviamente no podía ir por ahí, modificando a todo el mundo con mis poderes, pero si podría influir en los mas poderosos, así, con ellos a mi servicio, mi influencia podría llegar mas allá de mi rango de alcance.
También le ordené a Mónica que organizara una fiesta en esa casa en unos días y que invitara a todas las chicas que considerara sexys, o cuyos padres fuesen influyentes, había que diversificar mis objetos de deseo y extender así mi menú de putas.
Mi plan había empezado y me sentía poderoso, imparable, era hora que el mundo conociese a su nuevo amo.

Teo Bosh.

Continuará…

Magia y Control (II)

El poder es como una droga, cuando uno tiene lo que desea en el momento en que lo desea, la perspectiva con la que vemos el mundo, da un giro de 180 grados, y esto fue lo que me pasó después de que obtuve el poder de controlar las mentes de las personas.
Si ustedes leyeron mi anterior relato, seguramente ya saben acerca de la magia del caos, y de las posibilidades que me brindó el practicarla, obviamente seguí sigilizando algunas cosas, pero con mi nuevo poder había cosas que eran más fáciles de conseguir, había deseos que no necesitaban tiempo para cumplirse.
Después que se marchó Estela, me volví a acostar y me quedé dormido. Al despertar por la mañana, tuve mucha hambre, pero para mi sorpresa no tenía nada en mi alacena, con tanto estudio olvidé que debía comprar comida. Revisé mi cartera para ir a comprar algo al supermercado y estaba vacía, me había gastado todo mi efectivo. Pensé que quizá tendría algo en mi cuenta, así que me bañé, me vestí y salí rumbo al cajero automático, la verdad en ese momento, todo parecía normal, no me sentía extraño, y de hecho no tenía presente lo que había pasado el día anterior con Estela lo que me preocupaba era desayunar. Llegué al cajero, y para mi sorpresa solo tenía 7 pesos en mi cuenta, me había acabado todo mi dinero, y aun faltaban varios días para que me volvieran a depositar la beca.
Realmente me sentí mal en aquel momento. ¿Cómo iba a comer? Pensando en mis problemas, me fui a caminar por una de las calles más transitadas de la ciudad, por ella hay muchos restaurantes, bares y cafés, mientras veía por las vidrieras todo se me antojaba y me daba más hambre. Y fue cuando vinieron a mi mente los sucesos de la noche anterior y de lo qué pasó con Estela. Así que era momento de comprobar si aún tenía mi poder de controlar las mentes.
Me senté en una banca y comencé a observar a la gente que caminaba, les inspeccionaba, buscaba detalles. Hasta que vi a una mujer guapa, de algunos 40 años, muy elegante y bien vestida, obviamente tenía una posición socioeconómica alta. Mentalmente le ordené:
-Tropiézate, pierde el equilibrio y cae al piso.

Y pasó, aun tenía el poder, ella se tropezó y cayó al piso. Yo corrí hacia ella y la levanté, mientras que con la mente le ordené:
-Confía en mi, y dame las gracias invitándome a desayunar a un buen restaurante.
-Joven hay que tonta soy, muchas gracias –dijo ella-.
-No se preocupe, ¿se encuentra usted bien? ¿Se ha hecho daño?
-Estoy bien, solo que me tropecé con los tacones y perdí el equilibrio.
 -A todos nos pasa, bueno, perder el equilibrio, pues no todos usamos tacones.
-Ay joven, déjeme agradecerle.
- No se moleste.
-En serio, déjeme invitarle a desayunar.
- Bueno si insiste.

Fuimos a un restaurante que quedaba a una calle de ahí. La verdad yo me moría de hambre y pedí un desayuno completo a la mexicana, ella solo pidió fruta y yogurt. Mientras desayunábamos conversamos acerca de nuestras respectivas vidas, obviamente con mis poderes hice que ella se sincerara más de lo que comúnmente lo haría en una situación normal. Se llamaba Martha, y estaba casada con un rico empresario de la ciudad, aunque aparentaba unos 40 años, realmente tenía 50 , en verdad estaba muy bien conservada, y era muy bella, tenía el cabello teñido de castaño claro, sus ojos eran verdes, unas apenas perceptibles arrugas se dibujaban en su rostro. Tenía un buen cuerpo para su edad, y una sensualidad que solo ciertas mujeres poseen a esa edad, o más bien diría que por esa edad.
Ella llevaba un traje tipo ejecutivo con tonos negros y blancos, pero un collar de oro y perla, así como una pulsera y aretes a tono le daban un toque muy femenino y elegante. De cuerpo no estaba nada mal, bueno de hecho era muy atractiva, tenía pechos grandes que no se distinguían muy bien por la chaqueta, pero su cadera ancha y su trasero redondo y bien ejercitado se marcaba por la falda que traía puesta, de piernas bien torneadas y cubiertas con medias, remarcaban su buen gusto para vestir rematados con unos zapatos de diseñador a tono.

Martha era muy agradable al momento de conversar. Hablamos de todo un poco, pero después de verla detenidamente, nació en mi un interés en mi que iba mas allá de los meros formalismos. Quería ver que tan potente era mi poder, así que le ordené mentalmente:
-Martha, en éste momento comienza a acariciar mi pene por debajo de la mesa sin darte cuenta.
Y como si todo estuviera normal, ella seguía conversando, mientras su mano se dirigió a mi entrepierna y comenzó a acariciarme el pene por encima del pantalón. Entonces le dije mentalmente:
-Martha sin darte cuenta desabotonate la blusa y déjame ver tus pechos.

Y ahí en el restaurante, ella estaba con la blusa desabotonada, y masajeandome el pene por debajo de la mesa. Era una escena muy graciosa, pero la verdad me estaba poniendo muy caliente, así que le ordené que se volviera a abotonar la blusa y que pagara la cuenta, era hora de pasar a juegos un tanto más íntimos. Le ordené que se ofreciera a llevarme a mi casa. Así que abordamos un taxi. con Estela tuve cierta consideración , pues es una persona que conozco y a la que aprecio mucho, pero Martha era prácticamente una desconocida mi trato no iba a ser tan condescendiente.
Al llegar a mi apartamento ella mostró la intención de despedirse y no bajarse del taxi, así que le ordené mentalmente:
-Paga el taxi y baja.
Ella mostró en su rostro cierto sentimiento de no saber que estaba pasando, pero lo hizo, pagó y bajó del taxi. Así que esta vez sin juegos, le ordené que me siguiera dentro del apartamento, y ella desconcertada me siguió.
Ya dentro comencé a decirle:
-Bueno Martha, seguro te estarás preguntando cómo es que has parado aquí. Bueno, creo que mereces saber la verdad, puesto que voy a cambiar tu vida. Verás, acabo de adquirir un gran poder, el poder de controlar las mentes y las acciones de las personas, por eso es que bajaste del taxi, cuando era evidente que ya querías marcharte, por eso me seguiste hasta aquí.
Mientras yo decía esto en su rostro se iba dibujando el miedo, así que le ordené que no fuera a gritar y si quería hablar que lo hiciera en voz baja, que no intentara huir. Yo tomé asiento en la cama y ella me dijo:
-¿Por qué me haces esto?
-Por pura casualidad Martha, por pura casualidad, hoy necesitaba que alguien me invitara a desayunar y ahí apareciste tú. Al principio solo te use para mitigar mi hambre, pero al pasar ese tiempo contigo, la verdad, me dio hambre de otro tipo de cosas.
-¿Qué me vas a hacer?-dijo ella con un tono de temor en su voz-.
-Pues no lo se aún, pero si estás ansiosa por saberlo, ¿por qué no comenzamos? Primero que nada, quítate la ropa, pero hazlo lentamente, ¿sabes? De forma seductora.
Con el miedo en su rostro, ella fue quitándose primero su chaqueta, y desabotonandose la blusa, mientras hacia esto una lagrima comenzó a rodar por su mejilla y yo le dije:
-No, no, por favor Martha sin llorar, tienes prohibido llorar o quejarte, entre más te metas en tu papel, mejor va a ser esto, tanto para ti como para mi, así que sonríe y haz lo que te ordeno con convicción.
Ella se limpio las lagrimas y siguió desabotonando su blusa, dejando descubiertos sus pechos dentro del brassier que les cubrían, mientras lo hacía comenzó a mover su cuerpo de forma sensual, como si bailase, se notaba la experiencia seductora de Martha, y como comenzaba a mostrar sus armas de batalla y de seducción. Con unos movimientos sensuales de cadera, comenzó a bajar su falda, hasta dejar sus pantaletas en exhibición, mientras que con la mente comencé a ordenarle:
-Martha lo estás disfrutado, realmente te está gustando hacer esto, te entregas por completo a este rol de ser mi puta, de darme un espectáculo digno de ti, así que entra en tu papel y goza el momento, asume lo que eres en este momento y dedícate a ser mi esclava obediente y complaciente.
En ese momento ella se giró y me dio la espalda mientras su baile iba subiendo el nivel de sensualidad en sus movimientos, y aun que su cuerpo ya no era el de una colegiala, quedaba mitigada la carencia en la maestría seductora de la experiencia. El vaivén de sus caderas resaltaba la belleza de sus nalgas, había una bella simetría en sus formas a las que muchas seguro envidiarían, quizá era fruto de la genética, quizá fruto del ejercicio, pero lo que era evidente es que en su baile había fuego. Mientras ella continuaba bailando y asumiendo la dinámica del juego del que era presa, desabrochó su sostén y lo dejó caer y se volteó de nuevo hacia mi, dejándome ver en exhibición sin censura su par de grandes pechos, un par de frutos ya maduros pero no por eso menos bellos, obviamente Martha siempre ha guardado un especial cuidado de su imagen, y aquel par de melones, aun conservaban cierta dignidad enaltecida ante el paso del tiempo. Martha se acercaba hacia mi, y aún que en su mirada pude detectar cierta inconformidad con lo que hacía, el lenguaje de su cuerpo era otro, el cual estaba entregado a mi disfrute y también disfrutaba de tal acto.
Ella caminó hacia mi con sus pechos en reacción marcando el ritmo de sus pasos, y al pararse solo a unos metros frente a mi, volvió a darme la espalda para seguir con su baile, un movimiento de caderas, ya esta vez ya, cerca de mi, frotaba su culo en sobre mis piernas y el bulto de mis genitales, dándome un masaje que hizo que mi verga se pusiera erecta al instante. No cabe duda que en Martha había encontrado una experta.
Mientras el movimiento de sus caderas sobre mi ropa me iba poniendo muy caliente, ella tomó las orillas de su pantaleta y comenzó a bajarlas al ritmo de su baile, mientras me dejaba ver aquel monumento a la feminidad que escondía bajo su ropa interior, se hagachó por completo para terminar de sacarse sus pantaletas y me dejo ver aquella bella flor que entre sus piernas emergió, con algo de vello estéticamente depilado para dar un aspecto agradable. No cabía duda que Martha era a sus 50 años un tesoro escondido que ahora me iba a dar el gusto de disfrutar.
Martha se volteo cara a mi, y antes de que yo le ordenara algo ella se lanzó sobre mi, poniéndome sus enormes pechos en la cara, y dándome un apasionado beso en la boca.
Al mirarla de nuevo a los ojos pude ver no ya a la Martha obligada, sino a la Martha convencida y entregada al momento, no se que tan reprimidos haya tenido sus deseos, pero en aquel momento Martha era un desfogue de sensualidad y pasión, me desabotono la camisa y fue dejándome su labial carmesí por el pecho, mientras sentada sobre mis piernas continuaba meneando sus caderas y poniendo a mi pene más y mas tieso.
Sus uñas largas y arregladas iban con el recorrer de sus manos por mi cuerpo, bajando hasta mi pantalón, el cual desabrochó, para sacar mi dura verga al exterior.
Sin quitar su mirada de mis ojos, ella fue retrocediendo, mientras bajaba mi pantalón y mi ropa interior, hasta que tuvo frente a su cara mi pene, el cual primeramente besó un par de veces, para después recorrerlo con su lengua varias veces más, al final comenzó a introducirlo por completo en su boca hasta su garganta, y su conocimiento de las artes amatorias fue evidenciándose más, dándome una de las mejores felaciones que hasta el momento me habían dado.
Martha me estaba prácticamente consumiendo, se le veía entregada en su tarea, incluso sin que yo le ordenase cosas, y lo mejor de todo parecía disfrutarlo. Obviamente de seguir así iba a hacer que me viniera en seguida, así que le ordené que se detuviese. Y la tumbe sobre la cama, y sin ordenárselo, ella misma fue abriendo sus piernas, hasta mostrarme su vagina lista, a la vez que ella le dedeaba con una mano, mientras con la otra se masajeaba uno de sus pezones.      
En ese momento le pregunté:
-Martha lo estas disfrutando.
-Si –respondió-.
-¿Ahora que quieres Martha?
-Que sigas.
-¿Que siga con qué?
-Fóllame
-¿No te escuché, Martha, qué quieres?
-Quiero que me folles.
-Pídemelo.
-¡Cógeme!
-Ruégame, quiero escuchar cómo eres tú la que ruegas por sexo.
-Cógeme, fóllame, por favor, quiero que me cojas –comenzó a gritar ella, ya un tanto desesperada y ansiosa, mientras masajeaba su vagina con sus dedos-.
Aunque todo esto había comenzado por mi manipulación, esto había desencadenado que el deseo de Martha saliera a flote, se sentía sinceridad en su ruego. Yo, iba pues, a darle gusto. Acerque mi boca hasta sus pechos los cuales comencé a lamer y chupar, a la vez iba colocando mi parada verga en la puerta de su vagina, pero cual fue mi sorpresa, cuando fue ella misma la que lanzó su cadera hacia adelante, haciendo que mi verga entrara hasta lo más profundo de su húmeda flor. Aquel tesón realmente me puso muy caliente, Martha estaba decidida a que aquello fuese intenso, así que no me contuve y comencé con embestidas fuertes, mientras ella comenzó a mirarme a los ojos, dejándome en claro que lo estaba disfrutando y su total entrega a mi. En ese momento le dije mentalmente:
-Martha saciate, haz aquello de lo que tienes ganas.
Martha en ese momento puso sus manos en mis hombros, y me dio la vuelta, tumbándome de espaldas a la cama, quedando ella en la posición de la amazona, y comenzó a tomar el control del ritmo, moviendo sus caderas de una manera frenética, pero a la vez de forma muy placentera, mientras seguía dando sus sentones rítmicos sobre mi pene, fue bajando su rostro hasta comenzar a besar mi cuello, y encajar suavemente sus uñas en mi pecho, después en mis hombros, alternando los tenues aruñones con caricias suaves.
Martha era fuego, realmente aquello era fantástico, y antes de que pudiera ordenarle que bajara el ritmo, o que cambiásemos de posición para alargar el primer acto, no pude resistir y me vine, soltando un chorro de semen dentro de ella, acompañado de uno de los orgasmos mas fuertes que había sentido hasta el momento, en aquel momento, antes de dejar mi mente en blanco por el placer, le ordené que tuviese el orgasmo mas fuerte de su vida. En ese momento el rítmico baile que tenía sobre mi verga se interrumpió por una serie de espasmos que comenzaron a recorrerle todo el cuerpo, mientras iba bajando la velocidad a su vaivén, y un liquido blanquecino salía a chorros de su vagina y nos bañaba a ambos de sus jugos. Y en aquel trance post coital ambos caímos cansados, yo tirado en la cama y ella acostada sobre mi, con su cabeza recargada en mi pecho. El silencio se hizo presente por algunos minutos, hasta que Martha habló:
-Tenía años sin sexo, y casi una década de no hacerlo con mi marido, de un tiempo para acá él se ha centrado más y más en sus negocios, y aunque nunca ha dejado de cubrir sus otras obligaciones en casa, si me ha descuidado a mi, se que en un inicio me forzaste a esto, en esté momento estoy muy confundida, no se si odiarte por lo que me has obligado a hacer o agradecerte por esto.
Guardé silencio por un momento y después dije:
-Martha tu marido se lo pierde, y después de lo que has demostrado el día de hoy, no creas que te librarás tan fácil de mi, descuida que tendrás acción mas seguido, desde ahora y para siempre serás mi puta, serás mi esclava y te gustará, tu me entregarás tu cuerpo, tu voluntad y tu obediencia, y yo en cambio te haré sentir placer, te haré sentir de nuevo querida, útil, bella, valiosa, desde ahora eres mi sierva fiel, y yo tu amo, no te negarás a nada que te pida u ordene, y en cambio recibirás sentimientos de plenitud, una autorealización nueva a mi servicio. Martha desde hoy eres una mujer nueva, entregada en cuerpo y alma a mi, no vuelvas a sentirte triste, que yo soy tu alegría, no vuelvas a sentirte vacía que yo ya te he llenado de mi, olvida tus antiguos prejuicios, olvida tu antigua moral, ahora el único bien que existe para ti es obedecerme, ahora tu única felicidad es servirme. Martha para ti este es un nuevo comienzo.
Mientras yo decía esto en el rostro de Martha había un cambio, podía ver en sus ojos verdes como se iba reprogramando en lo más profundo de su ser toda su persona. Y aquella mujer de cincuenta años cerró sus ojos y cual si fuera una infante se abrazó a mi fuertemente. Después volvió su rostro hacia mi y pude ver en sus ojos una mirada totalmente nueva, una mirada de devoción, una mirada que me abría la totalidad de su alma a mi voluntad. En ese momento, mis fuerzas habían regresado y volvimos a tener sexo, un par de veces más.
Después de saciar totalmente las ganas, vi mi reloj eran casi las 2:30 pm., ya era tarde y a las 4.00 pm. tenía clases, así que le ordené a Martha que se vistiera y arreglara, y que esta noche me invitara a cenar a su casa con toda su familia, que dijera que yo era un viejo amigo. Yo ya estaba haciendo planes para su marido, pues el futuro no solo iba a depender de follar desconocidas, había que forjar también otro tipo de empresas.
Despedí a Martha en la puerta de mi casa, no sin antes pedirle que me dejara efectivo y que me diera la dirección de su residencia. Ella tomó un taxi, y fue a su casa, yo me di un baño y me fui a la universidad.

Sin embargo en mi mente, los planes se iban haciendo cada vez más ambiciosos e iba perfilando como podía sacar el mayor provecho de mi don, para saciar mi necesidad de saciar mi ego y de medir mis limites.

Si deseas ver que mas pasa con mis dones y los usos que le daré, puedes revisar mi siguiente relato.

Teo Bosh
Continuará…

viernes, 24 de febrero de 2017

Magia y control (I) El comienzo

Magia y control (I)

Posiblemente ustedes crean en la magia, posiblemente no. Yo en lo personal no creía. Educado como muchos otros, en una educación cristiana tradicional, consideraba todo aquello que se saliera de mis paradigmas como mera superstición, o en caso de existir tales cosas, eran algo prohibido y dañino. 
Mi vida era común, con todo la monotonía que ello implica, me dedicaba a mi trabajo de maestro y a perder el tiempo en las cosas propias de la generación del milenio, es decir, a pasar horas en internet sin mas beneficio que el de la fantasía y el autoengaño. He de decir que siempre había sido tímido con las chicas, y tuve muy pocas relaciones que se acercaran a algo amoroso. Perdí mi virginidad como muchos de los desafortunados introvertidos, en un prostíbulo, y he de confesar que por mucho tiempo fueron tales amores pagados, las únicas relaciones sexuales que tenía.
Un día conocí a Daniela, era una rubia hermosa, era mi compañera de trabajo, realmente me gustaba mucho, y con el tiempo surgió entre nosotros una gran empatía. Hasta que por algunos sucesos donde me declaré públicamente enamorado de ella, ella dejó de hablarme, lo cual me sumió en una gran depresión. 
En mi estado triste y sumido en el dolor, la realidad fue modificándose, reorganizándose en mi conciencia, y en la desesperación de mi deseo frustrado, busque modos de tenerla. Y cuando todo lo tradicional y racional falla, uno opta por lo heterodoxo, por lo prohibido. Fue entonces cuando comencé a investigar sobre la magia, y comencé a investigar muchos métodos para hacer que Daniela se fijara en mi, no se que funciono de todo lo que hice, pero algo funciono. Daniela se acerco a mi y me pidió perdón, y accedió a tener una relación conmigo, fue una buena etapa, tuvimos una relación por un tiempo, pero antes de que estuviéramos juntos le había surgido una oportunidad para estudiar en el extranjero, era un compromiso que ella ya había asumido, y se fue.
La verdad al principio me sentí triste, y pensé en retenerla con algún medio, pero en verdad sabia que eso era algo que deseaba mucho, así que le deje ir.
Ahora a pesar que ya no le tenia a ella, si tenia aquello que me la trajo. Me dedique a estudiar con mayor profundidad la magia, hasta que me tope con una corriente mágica moderna llamada magia del caos, y su práctica básica y sencilla, pero no por eso menos poderosa, de los sigilos. Lo cual consiste en concentrarse en un deseo, escribirlo, y tomar todas las consonantes de la frase, eliminar las letras repetidas, y con ello hacer un dibujo, un signo, al punto qué tal dibujo exprese el deseo pero que nadie pueda saber su significado, después hay que activarlo, esto se hace alcanzando un estado de gnosis mientras se contempla el sigilo, al cual se puede llegar por medio de emociones fuertes, cansancio extremo, o mi método favorito, por el acto sexual o la masturbación; al final hay que desterrar el deseo olvidándose de él, para lo qué hay que enfocarse en actividades comunes que no tengan que ver con el deseo, como limpiar la casa, o hacer ejercicio. 
En un principio estas prácticas no me trajeron resultados inmediatos, así que mientras pedía mis grandes deseos, también pedía otras cosas pequeñas que deseaba pero que no eran muy importantes, para mi sorpresa muchas de las cosas que deseaba se iban cumpliendo. Entre ellas el ser aceptado en la maestría en una universidad importante. 
En pocos meses mi vida fue cambiando gradualmente, me fui a otra ciudad a vivir, tuve un buen desahogo económico al recibir una beca por lo que ya no tenia que trabajar, comencé a enfocarme en cosas que disfrutaba hacer. Hasta que los cambios fueron tan enormes que yo mismo me sorprendí. Muchos se preguntarán por que no desee ganar la lotería o que me regalaran un millón de dólares, pues si lo desee, pero como lo mencioné, buena parte del éxito de esta magia del caos, es olvidarse de lo que se desea al menos por un buen tiempo después de realizar el sigilo, y creo que es difícil olvidarse de querer ser millonario rápidamente. Por lo que pedía cosas que me eran útiles pero que no me obsesionaban, como cuando quería que un profesor llegara tarde, o para tener una nueva computadora, etc., cosas prácticas. Aprovechaba cuando las actividades de la universidad eran muy demandantes para hacer sigilos, deseaba, activaba, y después olvidaba volcándome en mis actividades, esto me ayudo a que bastantes de las cosas que yo quería llegaran a mi vida. Un día aburrido comencé a fantasear con las posibilidades de estas técnicas, recuerdo que veía una serie donde un villano, controlaba las mentes de las personas, y me pregunté ¿si yo pudiera controlar las mentes y las acciones de las personas que haría? Aquello inicialmente se convirtió en una fantasía bastante bizarra, pero me fue gustando mucho la posibilidad, así que como si se tratara de un juego, escribí mi deseo, lo sigilicé y lo activé, después lo olvidé volviendo a mis actividades comunes. 

Dicen los estudiosos, que los deseos sigilizados tardan en cumplirse, ya sea tres días, o tres semanas, o tres meses, dependiendo de las condiciones. La verdad a mi se me había olvidado que había pedido aquello de controlar mentes, aquello solo había sido algo momentáneo un juego, una ocurrencia que me cruzó por la cabeza un día y lo sigilicé. Pero tal fue mi sorpresa cuando mi deseo se cumplió.

Era un día normal, tenía una clase por la tarde, la verdad todo aquello era aburridísimo, y mientras veía al profesor simplemente dije en mi mente, ¡ya acaba esto, creo que tienes que ir a embriagarte o a limpiar tu casa, qué se yo, pero ya vámonos! Justo cuando lo pensé el profesor interrumpió su verborrea y dijo:  
-Hasta aquí vamos a dejar la clase, nos vemos la próxima semana.
 Aquello me pareció una coincidencia. Pero estaba contento, al fin podía librarme de aquello. Mientras guardaba mis cosas, vi de reojo a Estela, una compañera de clases, no es la gran cosa, pero tiene su encanto, es delgada, de rostro fino y cabello castaño, tiene pechos más bien pequeños, y un trasero redondo y compacto, en pocas palabras es sexy pero sin llegar a ser voluptuosa. Mientras le miraba pensé:
- Sería divertido que te diera comezón en una teta, y que comenzaras a rascarte disimuladamente. 
Me distraje cerrando mi maletín, y volví a mirarla, y para mi sorpresa, su mano disimuladamente se estaba rascando una teta por encima de la blusa. Fue entonces que me asombre,  comencé a contemplar la posibilidad de que mi deseo se hubiese cumplido, así que ahora pensé:
-Estela, acariciate el trasero.
Para mi sorpresa una de sus manos fue hacia sus nalgas y comenzó a sobarlas, mientras ella seguía concentrada en guardar sus cosas. Aquello fue como un balde de agua fría, realmente ella estaba haciendo lo que yo le estaba ordenando mentalmente. Fue en ese momento cuando mis instintos más profanos salieron a flote y comencé a pensar otros tiempos de cosas, al principio pensé que debía llevarla a la cama inmediatamente, pero la verdad es que tenía hambre, y pensé que sería divertido que comenzara a jugar con ella poco a poco, sin que sospechara nada. Me acerque a ella y le pregunté:
-¿Qué tal estela, que vas a hacer esta tarde?
-Pues, ahora llegando a la casa voy a ponerme a estudiar, gracias a Dios que mi marido hoy sale tarde del trabajo y voy a tener algo de tiempo para ponerme al corriente con las materias.
-Invítame a comer primero –le dije- ya después estudiarás.
-Está bien ¿Qué quieres comer? –me dijo-.

Fuimos por una pizza, al momento de ordenar fue algo gracioso, pues mentalmente le ordené que pidiera la pizza de jamón y peperoni, siendo que ella es vegetariana, y así lo hizo. Mientras comíamos fui ordenándole que comenzará a tener deseos sexuales. Mientras ella mordía su pizza, yo le ordenaba con mi mente que imaginara que estaba me estaba haciendo una felación, y sin darse cuenta de morder la pieza comenzó a lamerla, yo le dije:
-Estela ¿Qué haces lamiendo la pizza?
Ella se sonrojó, y contestó:
-No se que me pasa -ambos nos reímos-.

Ella comenzó a hablarme sobre las clases y yo hacía como que le prestaba atención, en cambio continúe con mis juegos. Mentalmente comencé a decirle:
-Estela, tus pezones se están poniendo muy duros y sensibles, y tu vagina va poniéndose húmeda y caliente, deseosa de que la penetren, de que yo la penetre, comienzas a tener deseos de follar conmigo.
Mientras yo pensaba esto y ella seguía hablando, comencé a notar como se ruborizaban sus mejillas, y como comenzó a agitarse su respiración mientras se retorcía disimuladamente en su asiento. Así que para continuar mi juego, le pregunté:
-¿Qué te pasa Estela, te sientes bien?
-Si, estoy bien, es solo que me siento un poco rara.
Solo le sonreí y ella seguía excitándose, así que le dije:
- Oye ya es tarde ¿qué te parece si nos vamos?
-Bien, me parece buena idea.

 Ambos dejamos la pizzería. Mientras salíamos pude ver como en su entrepierna se iba dibujando sobre sus pantalones una pequeña marca de humedad, lo cual comenzó a ponerme caliente también a mi. Yo en ese entonces no tenia coche y Estela en cambio si, así que le ordené mentalmente:
-ofrécete a llevarme a mi casa.
Inmediatamente después ella me pregunto:
-Oye ¿cómo vas a tu casa?
-Caminando.
-No, cómo crees, yo te llevo, traigo coche.
-Muchas gracias Estela.

Mientras íbamos en el coche le ordené con la mente:
-Estela, idea la manera de follar conmigo, realmente estas muy caliente y necesitas que yo te folle, conforme pasa el tiempo te estás excitando más y más.
Mientras conducíamos, notaba como su respiración se agitaba más, y como se desabrochó dos botones de su blusa, mientras se retorcía disimuladamente en el asiento del coche.  Al llegar a mi casa ella me dijo:
-Oye, me prestas tu baño, es que creo que bebí mucho refresco.
-Si claro, ven, te muestro donde está.

Pero justo en cuanto entramos a mi departamento y cerré la puerta, ella se abalanzó sobre mi y me plantó un beso en la boca, mientras se iba quitando la blusa. Para ser sincero me tomó por sorpresa, pero me dejé seducir por su excitación, la condujé a la habitación y comencé a desvestirla mientras ella seguía lanzando sus besos salvajes a mi boca y cuello. Primero le quité sus pantalones blancos, dejándole en ropa interior. Era la primera vez que le miraba en tal situación, y pude apreciar sus curvas, que generalmente pasaban desapercibidas bajo su ropa. Mientras continuaban los besos comencé a acariciar su piel canela, pasé mis manos por sus antebrazos y fui hacia su espalda, donde desabroché su sostén y se lo quité, dejando al aire los pequeños pero firmes pechos con sus pezones parados y duros. Mientras le acariciaba los pechos con mi mano izquierda, con la derecha fui bajando hasta su entrepierna y sobre su pantaleta comencé a acariciar su vagina, realmente Estela estaba muy mojada. Metí mi mano en su calzón y comencé a masturbarle mientras con mi otra mano seguía acariciandola, ella realmente estaba fuera de sí. hasta que mentalmente le ordené que se viniera. Un líquido blanquecino chorreo mi mano aun dentro de su pantaleta, y al unísono un grito de placer salió de su garganta.
Aquello me excitó mucho, realmente estaba controlando mentalmente a alguien, realmente ella estaba obedeciendo sin saberlo. Ahora era mi turno, le ordené mentalmente que me hiciera una mamada.

Ella se puso de rodillas y desabrocho mi pantalón,  sacó mi pene ya duro por la excitación, y sin tardanza se lo introdujo en la boca, y comenzó a chuparlo. Obviamente no lo había hecho antes pues al principio lo hacía de forma aleatoria y sin mucha práctica, pero conforme fue tomando ritmo, aquello realmente me comenzó a dar mucho placer. Aquello realmente me estaba gustando mucho, ver a mi compañera de clases, de rodillas mientras chupaba mi miembro era una vista magnifica, que me hacia sentir poderoso.
No pude aguantar más, así que le tomé y la subí a la cama. Allí le quité las pataletas, y mientras ella estaba acostada, abrí sus piernas, y de una sola embestida le metí mi verga en su vagina, la cual se deslizó sin problemas en la húmeda cavidad.

Mis embestidas fueron rápidas, realmente yo estaba muy excitado. Mientras el vaivén de mi miembro en su vagina hacia bailar sus pequeñas tetas, vi su rostro enrojecido por el placer, ella también lo disfrutaba, lo evidenciaban los gemidos los agudos que lanzaba. En ese momento le dije:
-Ponte en cuatro patas.

Ella obediente se puso en posición de perrito, dejándome ver su culto redondeado y su vagina húmeda, volví a introducir mi verga en su vagina, y esta vez las embestidas fueron más rápidas y fuertes. Frente a mi cama tengo un espejo, allí podía ver como su rostro disfrutaba de aquella penetración, y como sus ojos se ponían blancos de placer, mientras veía a la vez como sus pequeñas tetas bailoteaban en su pecho con cada embestida. 

Con mis manos en sus nalgas mientras le follaba, vi su agujerito anal, angosto y seductor. Saqué mi verga de su vagina, bañé uno de mis dedos en sus fluidos vaginales comencé a frotarle su ano, cuando coloqué la cabeza de mi pene, en la puerta de su ano. Ella me dijo:
-Por ahí no.
Yo mentalmente le dije:
-No vas a sentir dolor, solo placer, entrégate por completo, y deja que haga lo que yo quiera contigo.

Poco a poco fui introduciendo mi verga en su angosto culito, mientras que por el espejo veía como ella iba cerrando sus ojos, pero no soltó gemido alguno, no le dolía. Ya dentro de ella, comencé primero con embestidas lentas, pues aquello estaba muy angosto, pero después fui aumentando el ritmo. Mentalmente le ordené que comenzara a masturbarse mientras le follaba por atrás. Ella comenzó a acariciarse la entrepierna, y a medida que yo aumentaba el ritmo y la fuerza de mis embestidas, ella dedeaba con mas fuerza su clítoris.
Hasta que yo ya no aguantaba más, estaba por venirme, así que le ordené que en cuanto yo eyaculara en su culo, ella tuviese el orgasmo mas fuerte y potente de su vida. 

Y así fue, cuando mi leche comenzó a bañar su agujero, ella comenzó a retorcerse de placer al vez que seguía masturbándose y soltaba unos gemidos de sincero goce. Saqué mi verga de su ano, del cual también comenzó a salir mi semen bañándole parte de sus nalgas. Aquello fue realmente intenso, y yo estaba agotado, me recosté en la cama, y ella vino y se acurrucó a mi lado, y me dijo:
-Nunca había hecho esto.
-¿qué follar?- le dije-.
-No, serle infiel a mi marido.
En ese momento le dije con la mente:
-No te sientas culpable, realmente lo disfrutaste, realmente te gusto, lo mantendrás en secreto, y con tu marido actuarás normalmente, esto va a ser normal para ti, míralo como una buena experiencia más, y disfruta el momento.
Mientras que con palabras le pregunté:
-¿Te sientes culpable?
-No, extrañamente no, -me dijo ella- realmente lo disfruté.
Al decir esto ella se sonrió. Estuvimos ahí tirados en la cama unos minutos, pero yo sabía que ella debía volver a su casa, y la verdad no quería complicarme la vida, así que le ordené mentalmente:
-Tienes que irte, recuerda que debes llegar a casa antes que tu marido.
Ella se levantó juntó su ropa y se fue al baño, allí se vistió y se arregló un poco y me dijo:
-Tengo que irme mi marido puede llegar a casa en cualquier momento y será mejor que esté ahí.

Me levante, y me vestí, le acompañé a la puerta y ahí la despedí con un beso en la mejilla como si nada hubiera pasado. Ella subió a su coche y se fue.

Cuando ella se fue, es cuando me puse a pensar, pensar en mi nuevo poder, y en las posibilidades que se abrían con él. Era un nuevo comienzo de una nueva vida, en la que yo era el señor y el resto los siervos. 

Si desean saber qué pasó después, esperen la publicación de mi siguiente relato.

Continuará…